La tercera parte de "El Anillo" es una obra que conjuga lo clásico y lo moderno, los festivales de puzzles con las historias emergentes, el simulacionismo con la literatura, la libertad de acción con la historia guiada, en una especia de "aventura total" muy ambiciosa.

En la parte positiva estarían la originalidad de ser un anillo con un portador que va cambiando, unos PNJs que cuentan con una personalidad y unas características propias y que además van deambulando y haciendo su vida de un modo coherente. Tienes una multitud de objetos con los que interactuar, aunque no haya descubierto el uso de la mitad de ellos, convirtiéndose de facto en "logros" el conseguir descubrir el uso de cada uno de ellos. Se consigue la difícil sensación de libertad en la creación de la historia.

También es de reseña obligada que el mundo y la historia se "ensanchan" más allá de la propia aventura, que existen fuera del ámbito del juego y lo complementan. A uno le gustaría poder continuar más allá.