La tercera aventura de la saga evoluciona hacia unas localidades unidas por unos medios de transporte que todo el juego nos obligan a salir, subir, ir a X, bajar, entrar o hablar con Y.
No habiendo perdido el lustre de las entregas anteriores es un poco más corta y fácil.
Otro aspecto a considerar es que en esta parte está el mismo laberinto que en la parte anterior, pero no sirve de nada acceder a él.
Las apariciones de nuestro alter ego están muy bien, pero necesitan un poco más de cancha.

Recomendable para aquellos que hayan jugado la primera y segunda parte habiéndoles gustado la segunda.

Un saludo.